A principios de la década de 1990, Volkswagen abrió un centro de diseño en Simi Valley California, con la finalidad de mejorar el posicionamiento de la marca en EE.UU. Una extensa investigación de mercado detectó que cuando se mencionaba la palabra Volkswagen, inmediatamente se relacionaba con el “Escarabajo” que permanecía entrañablemente en la memoria de los norteamericanos, para muchos de ellos significaba su primer automóvil o “el compañero de aventuras”. El Beetle era sinónimo de VW en toda Norteamérica y se buscaba sintetizar en un nuevo automóvil la tradición de la marca y su visión del futuro.
